martes, 6 de julio de 2010

A TÍ TE GUSTA TODO LO QUE BRILLA


Fue toda una sorpresa abrir la puerta de aquel escondido piso de Alonso Martínez. La verdad es que nunca hubiese llegado imaginar todo lo que me reservaba aquella redacción en la que incluso iba a tener despacho propio (y no precisamente porque me hubiesen dado el cargo de vicepresidente ejecutivo). Todo un mundo de lujo y exclusividad me envolvía sin yo saberlo convirtiéndome en un cuasi-protagonista de la vida más chic de la ciudad. ¿He dicho chic? Es que, si queréis que os cuente un secreto (estoy seguro de que lo estáis deseando), todavía no sé muy bien lo que significa. Y eso que es lo primero que tenía que conocer nada más tocar la primera tecla del genial Mac que esperaba a aquel chico de la periferia que daba el salto a la escena mediática más glamurosa. Desde aquel momento, supe que chic y cool (del que hablaré más adelante) serían mis inseparables compañeros de viaje. ¿Nos llevaríamos bien? ¿Sería capaz Dan de integrarse en aquel mundo paralelo de la élite de neoyorquina en Gossip Girl? ¿O acabaría más bien cómo Ugly Betty en Di Moda? Pues tembloroso pero valiente (bueno, la verdad es que eran las únicas prácticas que tenía), tuve el coraje de volver el día siguiente (sabiendo que eso significaría que ya no había vuelta atrás) haciendo una entrada triunfal al estilo del Tom Cruise más atrevido y seductor (menos mal que cuando comienzas a imaginar estas cosas nunca tienes un espejo delante) pensando que lo peor que podría pasarme sería volver a casa sin ese bolso tan chic (¡otra vez!) que un día ví en aquel escaparate (tan inaccesible para un becario recién salido del cascarón) que sabía que un día me regalarían.... Debe ser, que en el fondo, me gusta todo lo que brilla... o tengo cierta tendencia autolesionadora... el debate queda abierto....